(Escrito el 19 de mayo)
Ayer experimentaron estos tres niños lo que debió haber sido el día más feliz de su vida. Un día tan absurdamente positivo. Deyvis, uno de nuestros ayudantes en Maracaibo, Venezuela, fue a la casa de los niños, donde viven con su tío y sus abuelos, para contarles que iba a llevárselos a una tienda de ropa para comprarles ropa y calzados. Todo pagado por su nueva "madrina" de Noruega.
A mí me encanta la película de "Annie" que se trata de la huérfana que les dejan pasar una semana en la casa del billonario Oliver Warbucks. Esta emoción que tengo cada vez que veo esta película y Annie pone sus pies en su "palacio" por primera vez, debe ser algo parecido a lo que Jesús (13), Javier (12) e Isaac (6) experimentaron al ir a la tienda para comprarse un conjunto a los tres.
"Yo nunca he ido a ninguna tienda para comprarme zapatos", nos dijo el mayor, Jesús, cuando le hablamos por video-llamada después de que habían cogido la mayoría de la ropa.
Cuando entraron en la tienda, los ojos de los niños se pusieron grandes como huevos fritos, y se miraban por los alrededores, por arriba y por abajo, y no sabían si iban a reír o llorar... o desmayarse!
Una hora más tarde, los niños se habían puesto sus zapatillas (gomas), calcetines, pantalones, camisetas y sudaderas, a parte de que llevaron una bolsa con unos nuevos "Crocs" en la mano. Lo único que faltó para completar el conjunto eran calzoncillos. Los calzoncillos que tenía la tienda eran demasiado grandes.
La tienda también les regaló un balón a cada uno, así que pueden disfrutar de jugar al fútbol. Y a final les mandamos con Deyvis a
comer hamburguesas. Un día fantástico para ellos, sin ninguna comparación...
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