"Tienes que llevar el ordenador, para que podamos leer las resonancias."

Mi amiga vivía en una urbanización cerrada en Venezuela. Pero con frecuencia algunos niños que vivían en el barrio a un kilómetro o dos de la urbanización, saltaban las vallas para pedir comida a las puertas. Mi amiga normalmente les daba algo, y su corazón se quebrantó por estos cuatro niños que vivían con su abuela y su madre en el barrio peligroso "Los Colores". Eran tres niños y la pequeña niña. Los niños cogieron mucha confianza con mi amiga y la querían. 

 

Un día su abuela se cayó con un ACV, y no pudo levantarse. No tenían a nadie en "Los Colores" que les pudieran ayudar a llevarla al hospital, así que el mayor niño fue corriendo a la casa de mi amiga para contar lo que había pasado, esperando que ella quisiera ayudar.

 

El esposo de mi amiga tenía miedo de entrar en "Los Colores" con el coche para buscar a la abuela. Su barrio era demasiado peligroso. Ni la policía quería meterse allí, así que era el paraíso para ladrones de coches. Cada vez que alguien robaba un coche en los alrededores de la urbanización de mi amgia, se lo llevaban a este barrio. Allí estaban a salvos de todos, - la policía incluida.

 

A final buscaron el número de un hombre de "Los Colores" que tenía un coche. Le pagaron para llevar a la abuela al hospital, y mi amiga y su esposo también se fueron en su coche al hospital para ayudarla. En el hospital ni tenían máquina de resonancia magnética ni máquina de tomografía computarizada, así que tuvieron que llevarla a una clínica privada para estudiar la cabeza. Luego les dieron un disco con las fotos, las cuales llevaron al hospital.

 

Pero el hospital ni tenía un ordenador para mirar las fotos del disco, así que el esposo de mi amiga tuvo que volver a casa para buscar su propio ordenador a fin de que los médicos pudieran chequear las fotos de la cabeza de la mujer. "Nos lo robarán", dijo el esposo a mi amiga. No tenía miedo de que los médicos iban a robar el ordenador, pero andar en un hospital con un ordenador en los brazos era un deporte de riesgo en Venezuela. No se podía subir a la séptima planta con el ascensor, donde estaba la abuela, debido a un corte eléctrico, así que tuvieron que subir las escaleras en una parte muy oscura del hospital. Allí con frecuencia se "escondía" gente para robar a otros, así que el miedo era real. Menos mal todo salió bien. Los médicos investigaron las fotos y mi amiga y su esposo pudieron volver a su casa con su ordenador. 

 

La abuela de los niños se recuperó poquito a poco, pero luego tuvo otros ACV, así que hoy en día mi amiga no sabe nada más de ellos. 

 

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Comentarios: 1
  • #1

    Eilyn Torres (lunes, 03 mayo 2021 17:57)

    Conozco esta historia