¡No confies en nadie!

La mayoría de los venezolanos son personas amables y confiable de origen. Pero la crisis humanitaria del país los últimos años ha llegado a que muchas personas han buscado soluciones creativas para buscar comida. Robos de las casas y a las personas en plena calle han sido parte del día normal en Venezuela, y la gente llega a ser todavía más creativa en su intento de estafarte. Esto ha provocado que el hombre normal de la calle no confíe de nadie que no conozca bien. Aquí os presento una historia de mi amiga que se trata de esta falta de confianza...

 

Mi amiga y su esposo vivieron un tiempo con los padres de ella en Maracaibo debido a su embarazo. Muy tarde una noche se daban cuenta de que habían dejado algo importante en su casa. Como escribí en el artículo "Miedo de las motos" hay gran riesgo al salir después de del anochecer. Ahora que ya había pasado la media-noche, era una locura decidir ir a su casa a por la cosa, pero por lo menos su casa quedaba muy cerca, así que se arriesgaron. 

 

No se encontraron con ningún otro coche y era todo tranquilo y oscuro en las calles. Pero de la vuelta vieron a tres adultos, uno de ellos llevando a un niño, o prácticamente un bebé. El niño no se movía, y los adultos agitaban los brazos para intentar parar al coche. Mi amiga dijo inmediatamente a su esposo que tenían que ayudar a esta pobre gente, - que el niño parecía muy enfermo. 

"Estás loca", le respondió su esposo. "Es muy peligroso. No sabemos si ellos han salido para estafarnos y robarnos el coche u otras cosas." Él pasó de largo. 

"Pero a lo mejor este niño tiene fiebre alta y puede morir. Imagínate que fuéramos nosotros que no teníamos remedio para ir al hospital y que tuvimos que ponernos en la calle así como ellos con nuestro hijo."

"Vale, pero solo dejaremos que entre uno de los adultos con el bebé al coche. No quiero arriesgarme de que nos roben por."

Logró convencer a su esposo, y dieron la vuelta a las personas desesperadas. 

 

"Qué le pasa al niño", preguntó mi amiga. 

"Tiene fiebre alta y está sudando. Tenemos que ir al hospital, pero el coche se ha dañado."

"Nosotros les podemos llevar, pero solo puede venir una persona con el bebé."

 

Los tres adultos se quedaron quietos, mirándose entre ellos y mirando a mi amiga y a su esposa mientras hablaron juntos nerviosamente. ¿Cómo que iban a arriesgarse ir solamente una persona con el bebé en el coche de puros desconocidos? Con razón habían salido tres en la calle juntos y no solo uno. Pero no tenían otra opción más que confiar en que esta gente eran personas que les querían ayudar de verdad. Se decidieron que entraría el hombre con el niño en el coche, mientras las dos mujeres se quedarían.

 

¡Qué paradoja de confianza! Todos tienen miedo de todos...

 

Llevaron al hombre y al niño al hospital, ninguno de ellos fueron robados ni secuestrados. Menos mal que esta elección de dar confianza mutua tuvo éxito.

 

 

 

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