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Me llamo Linda Sakseide y soy de Noruega, pero vivo en Málaga en España desde 2013. Trabajo como profesora en el Colegio Noruego en Benalmádena y me encanta vivir aquí en La Costa del Sol rodeada de gente amable y un idioma que adoro. 

He conocido a varias personas de Venezuela en un ambiente evangélico, que han llegado a España durante los últimos años. Las historias que cuentan son incomprensibles para una persona europea...

Imagínate que vas al hospital para dar a luz, pero te paran en la puerta con la pregunta de si has traído guantes para la matrona y los demás médicos. ¡Ningún guante, - ningún nacimiento! Bueno... Claro que habrá nacimiento, pero sin su ayuda. "Agarra a tu hijo cuando salga y ponle en tu pecho", guía la matrona desde la distancia. 

Y el profesor de secundaria que por causa de la hiperinflación recibe su sueldo en bolívares, pero su valor no es más de dos dólares mensuales. Le alcanza para el transporte al colegio ida y vuelta dos días, - ya está. Obvio no puede seguir trabajando para el estado, porque así no come. 

Pero los médicos tendrán un sueldo mejor, ¿verdad? Bueno, algunos pasan varias noches en el hospital para no gastarse el dinero en transporte. Si tienen suerte comen una comida buena durante el día. La realidad es que sin familiares que han salido de Venezuela, es imposible obtener suficiente comida para seguir adelante sanamente. Están dependiendo de que alguien les mande dólares o les compre directamente la comida online en algunas tiendas que tienen este servicio. 

Si vas pagar una hamburguesa con la moneda local, necesitas un maletín lleno de billetes de 50 000 bolívares. El dinero local no tiene absolutamente ningún valor, y ahora lo importante es tener dólares, aunque oficialmente está prohibido usar el dólar como forma de pago en Venezuela. 

Estas son unas de las muchas historias absurdas que no se deben callar. Y estas historias son la razón por qué inicio este blog. Debido a que no quiero exponerme a mí y a mis pensamientos públicamente de esta manera, tampoco puedo dejar que la ignorancia siga viva. Estoy dispuesta a ser una herramienta para que estas historias se presenten en el espacio público. No debemos olvidarlas, sino ponerlas de nuevo como temas importantes del debate en la sociedad. Espero que sean una ayuda para "hacer algo". No podemos salvar "todo el mundo", pero una gota en el océano es mejor que nada.